22/3/11

Antes del 2000

Injusto que los recuerdos se difuminen en tan poco tiempo. Antes del 2000 recuerdo todo tan difuso. Entre toda esa pasta gris resaltan solo cinco puntos coloridos que, con mucho esfuerzo, puedo visualizar con algo de claridad. Uno, a los 5 o 6 años tomando leche con cocoa en la primera casa que recuerdo, en Joaquin Capella 462 Urbanización Ingeniería San Martin de Porres, mientras veía el Chavo del Ocho. Dos, una tarde de domingo a mis 9 años en la que rompí la antena mi walkie-talkie blanco jugando en el parque Mateo Pumacahua, frente a mi casa en Federico Villareal 542 también en Urbanización Ingeniería, me consoló mi padre que estaba tirado en el grass apoyado en una almohada que había sacado de mi casa. Tres, a mis doce años, un juego de las escondidas de más de 20 niños también en el parque Mateo Pumacahua. Cuatro, mi primer beso quinceañero y sin ninguna malicia, al menos la malicia no era consciente. Cinco, bajando de la casa de Naly en Shancayan el año nuevo de 1999 con mi tio Miky y Roxana mientras brillaba un atardecer serrano. Fuimos luego a comer pan con jamón y café al Raimondi de Huaraz para a esperar los 50 castillos de fuegos artificiales de la plaza de armas prometidos para el año nuevo del 2000 los cuales nunca llegaron.

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